ATENCIÓN A LA MUJER
CAPÍTULO1-
Infertilidad y esterilidad
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
La etiología es
múltiple (Tabla
3) pero la anovulación, alteraciones tubáricas
y alteraciones en el espermiograma constituyen el 70-80
por ciento de las causas de infertilidad.
Hasta en el 50 por ciento de los casos de esterilidad referida
al varón no se consigue llegar a ninguna etiología
conocida. Entre las causas conocidas de esterilidad se encuentran
la patología testicular primaria que origina hipogonadismo
primario, las alteraciones a nivel del transporte de espermatozoides
y la afectación del eje hipotálamo-hipofisario
que produce hipogonadismo secundario.
En las alteraciones a nivel de la espermatogenia o espermatogénesis
puede existir un componente genético o cromosómico.
Se han observado microdelecciones y sustituciones en el
cromosoma Y, asociado a azoospermia (ausencia de espermatozoides)
u oligospermia (disminución en el recuento de espermatozoides).
Las alteraciones testiculares adquiridas se asocian a alteración
de la espermatogenia, con función de las células
de Leydig relativamente conservada, de forma que las concentraciones
séricas de testosterona pueden ser normales. Entre
estas alteraciones podemos encontrar la orquitis viral (secundaria
a una parotiditis, tuberculosis o enfermedad de transmisión
sexual –ETS–). La criptorquidia no corregida
de forma temprana afecta a la espermatogenia, ya que los
esperamatozoides necesitan entre 2 y 3 ºC menos que
la temperatura corporal, temperatura ideal que encuentran
a nivel del escroto. El varicocele puede provocar oligospermia
y espermatozoides anómalos, asociado además
a un aumento de temperatura testicular, al igual que traumatismos
directos y cirugías genitales previas.
Existen fármacos que se asocian a una alteración
de la espermatogenia, entre ellos espironolactona, cimetidina,
ketoconazol, sulfasalazina, colchicina, alopurinol, minoxidil,
antiandrógenos y agentes alquilantes o citostáticos
como la ciclofosfamida y el clorambucilo. En general, son
infrecuentes (<1 por ciento de los casos), produciendo
oligospermia, azoospermia, e impotencia funcional, apareciendo
con mayor frecuencia en tratamientos prolongados y suelen
ser reversibles con la suspensión del fármaco.
Las radiaciones ionizantes afectan de forma directa la espermatogénesis,
con mayor o menor reversibilidad en función de la
cantidad de rads. Entre 200 y 300 rads de irradiación
directa produce daños en los espermatocitos, que
pueden tardar en recuperarse entre 9 y 19 meses. Entre 400
y 600 rads de irradiación directa produce daño
en las espermátides, y pueden tardar hasta 5 años
en recuperarse. Por eso en estos casos se podría
plantear la crioconservación del esperma en pacientes
que van a ser tratados con radioterapia.
En cuanto a factores tóxicos la patogenia del tabaco
es incierta, aunque existen evidencias que asocian el hábito
tabáquico con la disminución en la fertilidad
del varón. El enolismo crónico se asocia a
niveles bajos de testosterona sérica y a menor cantidad
y densidad del semen. Otras sustancias tóxicas como
la marihuana se asocia a disminución de la densidad
del semen así como la disminución de la movilidad
y forma anormales espermatozoides. Tóxicos industriales
como metales pesados, plaguicidas y disolventes industriales
también están implicados en la calidad del
semen.
La etiología autoinmune asociada a enfermedades sistémicas
afecta a la movilidad de los espermatozoides que no pueden
atravesar el moco cervical.
En los pacientes con disminución en la cantidad de
espermatozoides pero con concentraciones hormonales normales
puede existir una alteración en el transporte de
espermatozoides, que puede ser por una anomalía congénita
u obstrucción a nivel de los conductos deferentes,
epidídimo y vesículas seminales. La aplasia
congénita de conductos deferentes, epidídimo
y vesículas seminales aparece de forma aislada o
asociada a fibrosis quística y cursa con azoospermia.
En algunos casos puede existir exposición prenatal
a niveles altos de dietilestilbestrol administrados durante
la gestación.
La causa más frecuente de obstrucción de los
conductos deferentes es la vasectomía o ligadura
accidental en cirugía inguinal o genital previa.
Los conductos deferentes también pueden quedar obstruidos
como consecuencia de enfermedades de transmisión
sexual (Chlamydia trachomatis, gonococo, etc.) e infecciones
por tuberculosis. Se ha descrito también en el Síndrome
de Young, que se caracteriza por secreciones espesas del
semen, y puede acompañarse de infecciones crónicas
sinusales y pulmonares.
La eyaculación también puede verse alterada,
secundaria a lesiones medulares o simpatectomías
lumbares, o secundarias a fimosis, epispadias o hipospadias.
La eyaculación retrógrada puede deberse a
diabetes mellitus o cirugía tumoral testicular que
incluya disección de ganglios paraórticos.
En este apartado cabe remarcar que puede existir la etiología
psicosomática.
Las concentraciones bajas de gonadotropinas asociadas a
niveles bajos de testosterona pueden indicar patología
a nivel del eje hipotálamo-hipofisario que origina
un hipogonadismo secundario. Entre estas patologías
encontramos un macroadenoma de hipófisis o un tumor
hipotalámico, que pueden cursar o no con aumento
de prolactina. Otras causas pueden ser el exceso de andrógenos
y estrógenos (secundario a administración
exógena o aumento de producción de origen
tumoral), efectos secundarios de algunos fármacos
y la existencia de hipogonadismo secundario en algunos trastornos
genéticos como en el síndrome de Prader-Willi.
Entre las causas femeninas
las alteraciones a nivel de la ovulación son la primera
causa de esterilidad femenina. La manifestación clínica
es la amenorrea o alteración en los ciclos menstruales
(inferiores a 21 días o mayores a 35 días).
Hay que recordar que de forma fisiológica a partir
de los 35 años disminuye la reserva ovárica.
Entre estas causas encontramos la afectación central,
a nivel del eje hipotálamo-hipofisario (adenoma hipofisario,
hiperprolactinoma, tumor hipotalámico) donde existe
disminución de la FSH, LH y estradiol con o sin aumento
de prolactina, y otras patologías endocrino-metabólicas
(enfermedades del tiroides, alteraciones a nivel de la glándula
suprarrenal, la diabetes mellitus, la obesidad, sobrepeso
y bajo peso extremos).
El síndrome de ovario poliquístico cursa con
amenorrea o ciclos irregulares e hiperandrogenismo, sin
encontrarse otras causas de exceso de andrógenos.
El fallo ovárico prematuro o insuficiencia ovárica
prematura, cursa con estradiol bajo y FSH elevada, puede
ser primario en relación con alteraciones cromosómicas
o secundario en relación con menopausia prematura
o yatrogénica. El tabaquismo también está
implicado en la esterilidad femenina aunque su patogenia
tampoco es del todo conocida. Parece que puede estar relacionado
con la calidad-cantidad del moco cervical.
El factor tubárico puede deberse a una enfermedad
pélvica inflamatoria, una cirugía tubárica,
adherencias pelvianas secundarias o no a cirugía
pélvica o apendicitis o endometriosis, y el uso de
un dispositivo intrauterino (DIU). Una infección
no sintomática por Chlamydia trachomatis puede ser
causa de esterilidad de causa tubárica no diagnosticada,
y es necesario el tratamiento de ambos miembros de la pareja.
La endometriosis es un factor importante aunque su patogenia
asociada a esterilidad no es del todo conocida. Puede ser
secundaria a efectos indirectos sobre el endometrio normal
o efectos directos de las adherencias producidas por endometriosis
avanzada. En muchas ocasiones la endometriosis puede no
mostrar sintomatología y sólo se puede excluir
el diagnóstico tras laparoscopia exploradora.
El factor uterino-cervical puede deberse a una anomalía
congénita (agenesia uterina,..), fibrosis, miomas,
sinequias o adherencias uterinas, secundarias o no a cirugía,
y alteración a nivel del moco cervical, tanto la
afectación a nivel de la cantidad y/o la calidad,
en relación a infecciones o tóxicos como el
tabaco.
Ante una pareja que presenta abortos de repetición
(3 o más abortos sucesivos) hay que plantearse estudio
de esterilidad buscando causa inmunológica, genética
en relación a malformaciones congénitas del
feto, alteraciones a nivel uterino (malformaciones, miomas,
sinequias o adherencias) o incompetencia cervical.
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