SI ES NECESARIA LA DERIVACIÓN
A OTROS ESPECIALISTA
En un caso como el que se nos plantea, es preciso acudir
a otras especialidades médicas y no médicas
para el correcto manejo de nuestros pacientes (Medicina
Interna, psicología…). Pero ello no excluye
el abordaje que necesariamente hemos de hacer de la
situación desde la consulta de atención
primaria.El dilema ético-legal que se plantea
en esta situación está en relación
con el deber de secreto que debemos a la información
clínica de un paciente y el de proteger la salud
de terceros de enfermedades infecto-contagiosas. Así,
debemos calibrar entre la necesidad de que la pareja
conozca la situación actual y el respeto a la
situación moral que sufre un paciente que acaba
de conocer una noticia como ésta. Podemos plantearnos
varias líneas de actuación:- Respetar
al paciente y no comentar nada a su pareja. De esta
forma dejaríamos en manos del paciente la decisión
de hablar o no con su mujer o, sin hablar, de prevenir
el posible contagio.
Probablemente sea, a priori, la opción más
cómoda, porque nos evita cualquier tipo de enfrentamiento
con el paciente. Sin embargo puede acarrear a largo
plazo más problemas, ya que, en el caso en el
que finalmente hubiera contagio, podríamos ser
responsables indirectamente del mismo, al no tomar medidas
que están en nuestra mano para intentar evitarlo.-
Ir directamente a hablar con la mujer. Este es el supuesto
en el que pensaríamos que es más importante
proteger la salud de otra persona con riesgo de contagiarse
que respetar el secreto por el privilegio que, como
médicos, tenemos de conocer las particularidades
clínicas de nuestros pacientes. Quizás
sea la actitud más instintiva. Pero perdemos
a un paciente, si no a los dos. Y también debe
preocuparnos la salud física y mental de nuestro
paciente, que desprotegemos al actuar en contra de su
voluntad.- Como es habitual, quizás la mejor
forma de actuar no sea ninguno de los extremos, sino
buscar el camino intermedio. La infección por
VIH no puede considerarse estrictamente como problema
de salud pública y, por ello, no cambia demasiado
la situación si en vez de hoy, que el paciente
ha conocido la noticia con todo lo que ello conlleva,
sea un poco más adelante cuando planteemos a
Juan que debe poner en conocimiento la situación
a su mujer. Por supuesto que no debemos ceder toda la
responsabilidad por las primeras reticencias de Juan,
pero esto tampoco nos da derecho a acudir a su mujer.
Y además... ¿por qué su mujer?
No conocemos las circunstancias concretas de ese aspecto
de la vida de Juan. ¿Deberíamos entonces
alertar a todos sus conocidos? Dar un margen de tiempo
para que el paciente pueda asimilar la noticia y actuar
también genera dudas: ¿cuánto tiempo
hay que esperar? ¿una semana? ¿un mes?
¿tres?, ¿qué hacemos si pasado
un tiempo prudencial las cosas no cambian? y ¿qué
tendría que incluir en la HC?No hay respuesta
estandar para esta situación. Conviene ser cauto
y adaptar la forma de actuar a las circunstancias concretas,
sin olvidar que tanto derecho tienen terceras personas
al cuidado de su salud como nuestro propio paciente.
Es importante ir dejando constancia en la HC de todos
los pasos que decidamos seguir y las razones para ello.
Resumiendo, no podemos olvidar nuestra responsabilidad
de evitar posibles contagios, pero la situación
es propicia para dar un margen de actuación a
Juan, que acepte la nueva situación, se haga
a ella, y que haga partícipe a las personas que
convenga. Del mismo modo, hemos de tener presente que
al final es derecho de la pareja saberlo y, si no cambian
las cosas debemos, una vez reflejado correctamente en
la HC, decirle a Juan que nosotros estamos en la obligación
de hacerlo.