El pronóstico de los pacientes que han sufrido un IAM depende fundamentalmente de la función ventricular, de la presencia de isquemia residual y de la extensión de cualquier inestabilidad eléctrica. Aquellos pacientes que presentan una buena función ventricular, es decir fracciones de eyección ventricular izquierdas superiores al 40 %, una prueba de esfuerzo significativa negativa y un curso clínico durante su ingreso sin la presencia de arritmias ventriculares ni otras complicaciones se consideran como de bajo riesgo. En este grupo de pacientes las tasas de mortalidad son relativamente bajas, oscilando entre el 1 y el 3 % anual, y en ellos la detección de los factores de riesgo cardiovascular (FRCV), así como los programas de rehabilitación coronaria son tan determinantes como un tratamiento farmacológico correcto. Por lo tanto resulta imprescindible la valoración sistemática de los denominados FRCV mayores: tabaco, hipertensión, dislipemia y diabetes. En el caso que nos ocupa las determinaciones complementarias nos han permitido diagnosticar la presencia de una diabetes tipo 2 (dos determinaciones basales por encima de 126 MG/DL), que hasta ahora había pasado inadvertida, así como una valoración correcta de su dislipemia. Los individuos que que presentan una diabetes tipo 2, no solo tienen un mayor riesgo inicial de padecer un evento coronario, sino que una vez que este se ha producido conlleva una mayor gravedad y un mayor riesgo de padecer nuevos eventos coronarios.

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