Motivo de la consulta
Anamnesis
Exploración física
Exploraciones complementarias
Juicio diagnóstico
Actitud a seguir
Actitud terapéutica
Intervenciones complementarias
Evolución

Autores:

 

EVOLUCIÓN

ÁREA DE EVALUACIÓN

 

Dada la elevación enzimática el paciente fue ingresado para observación. Ante la presencia de una disnea de esfuerzo progresiva se realizó una ecocardiografia (imagen 4) que demostró la presencia de una miocardiopatía dilatada con disfunción sistólica del ventrículo izquierdo. En el estudio posterior no se evidenciaron datos de infección viral (serologia negativa de virus cardiotropos: HIV, CMV, VEB, Coxaquie y Echo) ni de actividad inflamatoria miocárdica (biopsia endomiocárdica) y la coronariografía no encontró lesiones significativas (imagen 3). El paciente fue tratado de forma convencional con diuréticos, IECAs y posteriormente con betabloqueantes (bisoprolol). Fue dado de alta en situación estable con una FEVI en torno al 40%, que se ha mantenido en las siguientes revisiones (Imagen 14)

En los casos de presentación aguda, la miocardiopatía dilatada idiopática se ha asociado a procesos de inflamación miocárdica. Se cree que una parte importante de las miocarditis son virales, de forma que ciertos virus cardiotropos producen una lesión del miocardio que expone nuevos antígenos al sistema inmunitario, generando con ello una respuesta inmunológica secundaria. Por lo general, las miocarditis se presenta en forma de manifestaciones sistémicas y cambios electrocardiográficos o ecocardiográficos sugestivos de miopericarditis con una función ventricular normal; siendo en estos casos la curación sin lesión miocárdica residual la norma. No obstante, un subgrupo de pacientes con lesión miocárdica puede cursar con disfunción ventricular y curar con secuelas (disfunción, dilatación). Estos pacientes pueden permanecer estables durante años o seguir un curso progresivo hacia una dilatación y disfunción ventricular graves que condicionan un fallo cardiaco. Finalmente, hay pacientes que tienen un curso clínico fulminante y fallecen a las pocas horas de las primeras manifestaciones clínicas.

La única forma de diagnosticar la miocarditis es mediante el empleo de la anatomía patológica (biopsia endomiocárdica); pero la baja sensibilidad de la detección, las dudas sobre la relevancia patogenética de la inflamación miocárdica y el hallazgo de una alta prevalencia de lesión sin inflamación, hacen replantear el papel de la biopsia endomiocárdica, tanto en el diagnóstico como en el manejo del paciente con enfermedad miocárdica idiopática.

En relación al empleo de inmunosupresores (azatioprina, ciclosporina, corticoides) los datos actuales no apoyan su uso sistemático en el tratamiento de la enfermedad miocárdica aguda o crónica,